Reseña

Infoling 11.48 (2022)

Reseña - Sección dirigida por Wendy Elvira-GarcíaInfoling 11.48 (2022)

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Ventura Salazar García (Universidad de Jaén (España)). Reseña de Santos, Isabel; Pastor, Susana. 2022. Metodología de la investigación en la enseñanza-aprendizaje del español como segunda lengua (L2) / lengua extranjera (LE). Madrid (España): Arco/Libros, SL. Infoling 11.48 (2022) <http://infoling.org/informacion/Review526.html>

El volumen recientemente editado por Isabel Santos y Susana Pastor merece ser recibido con todos los parabienes. Ambas afirman al inicio de la introducción que se trata de “un libro necesario” (9). Suscribo sin ambages tal aserto, pues realmente viene a llenar una indudable laguna en la bibliografía existente hasta ahora en –y para el– español, como es la vertiente metodológica de la investigación empírica en el campo del aprendizaje de segundas lenguas. En otros idiomas, y particularmente en inglés, esta faceta cuenta con una larga tradición que se remonta, cuando menos, a los manuales clásicos de Brown (1988) y de Seliger y Shohamy (1989), la cual ha ofrecido en fechas recientes títulos tan significativos como el editado por McKinley y Rose (2019). Además, cuenta desde 2022 con una revista dedicada específicamente a la metodología de la investigación, Research Methods in Applied Linguistics, que se suma a otras muchas publicaciones periódicas especializadas. En español, por desgracia, nos encontramos con una situación mucho más embrionaria. En los últimos tiempos se han hecho avances significativos, pero normalmente han atendido parcelas relativamente acotadas: análisis de materiales, lingüística de corpus, humanidades digitales, etc. Faltaba hasta ahora un texto de referencia suficientemente amplio y actualizado que ofreciera un panorama general de las distintas vertientes que definen el proceso investigador en esta pujante línea académica. La obra aquí reseñada cumple esa función de manera más que satisfactoria, gracias al hecho de contar con la colaboración de un nutrido elenco de especialistas cuya solvencia está más que acreditada.

El libro se organiza en tres grandes secciones, precedidas por una introducción (9-24) de las editoras, cuyo subtítulo –“Investigar en ELE, hoy”– puede ser entendido como toda una declaración de intenciones. Isabel Santos y Susana Pastor presentan en estas páginas iniciales los objetivos y la justificación del volumen, el contexto académico en el que se inserta y una síntesis de cada uno de los dieciocho capítulos posteriores. No faltan tampoco las palabras de encomio a la trayectoria de los distintos autores y los agradecimientos de rigor.

La primera sección está dedicada al diseño de la investigación y consta de cuatro capítulos. El primero de ellos (27-48), a cargo de Susana Martín Leralta y Anna Doquin de Saint Preux, ofrece una tipología esencial de los distintos formatos de investigación manejados en lingüística aplicada. Tras ciertas distinciones iniciales (investigación primaria frente a secundaria, longitudinal frente a transversal, etc.), se adentra en las distintas opciones metodológicas disponibles para la investigación empírica, mostrando las diferencias entre los enfoques hipotético-deductivos, donde priman los resultados cuantitativos, y los enfoques heurísticos o exploratorios, con resultados esencialmente cualitativos. El siguiente capítulo (49-67), firmado por Ana Blanco Canales, traza el itinerario del proceso investigador, desde el planteamiento hasta la ejecución. Advierte también sobre ciertos errores que deben evitarse y da unas sucintas orientaciones sobre cómo confeccionar un proyecto de investigación. Iria da Cunha Fanego se encarga del tercer capítulo (69-88), dedicado a la fase de documentación, donde da cuenta de tres cuestiones esenciales: las fuentes de documentación –con prioridad a los recursos bibliográficos disponibles en internet–, la selección y acotación del tema y, finalmente, la identificación y evitación del plagio. Cierra este primer bloque la aportación de Irini Mavrou (89-114) sobre el diseño de la investigación y el análisis de datos emanados de la misma. Se pone de relieve el papel que desempeña una correcta selección de las preguntas de investigación y la necesidad de adoptar en cada caso concreto el método más adecuado para responderlas. Este capítulo guarda una innegable afinidad con el de Martín Leralta & Doquin de Saint Preux, pues también gira en torno a la dicotomía entre los diseños cuantitativos y cualitativos; una dicotomía que, como bien advierte la propia Mavrou, hoy día es mucho más difusa de lo que habitualmente se piensa.

La segunda sección cuenta con diez capítulos que atienden los principales métodos e instrumentos de que disponemos para la ejecución efectiva de la investigación empírica en ELE. En buena medida, se desarrollan aquí con más detalle muchas de las cuestiones formuladas programáticamente en los capítulos que anteceden. Así, la aportación de Mercedes Pérez Serrano y Jon Andoni Duñabeitia (117-133) vuelve a poner el foco en los distintos tipos de investigación cuantitativa. Revisan sus componentes esenciales (preguntas de investigación, hipótesis, variables dependientes e independientes, etc.), así como la posibilidad de evaluar la calidad de sus resultados en virtud de los criterios de fiabilidad y validez. Por último, ambos autores reflexionan sobre la exigencia de una buena praxis investigadora, entre cuyos puntales se encuentra la transparencia metodológica. Por su parte, el capítulo de Isabel García Parejo (135-152) vuelve la vista a los métodos de naturaleza cualitativa y a sus rasgos distintivos en aspectos tales como el tipo de datos, técnicas de observación y análisis, etc. En cierto modo, la contribución de García Parejo sirve de pórtico para otros capítulos que exploran específicamente algunos de los acercamientos cualitativos más extendidos actualmente. En concreto, Macarena Ortiz Jiménez (153-169) dedica su aportación a los estudios de caso; un método a menudo denostado, pero que cuenta con una considerable presencia en muchas disciplinas científicas cuando se trata de analizar en profundidad fenómenos especialmente complejos. Probablemente por eso Ortiz procura huir de evaluaciones simplistas y opta por incluir una detallada enumeración de las características que vertebran este tipo de investigación, sin pasar por alto sus potenciales ventajas y limitaciones. Posteriormente, Olga Esteve Ruescas dedica su capítulo (171-189) a los métodos agrupados generalmente bajo el marbete común de investigación en el aula. La autora constata la diversidad de perspectivas analíticas que subyacen bajo esta corriente –desde las de corte etnográfico a las más decididamente intervencionistas–, pero resalta asimismo sus numerosos rasgos compartidos, tales como el carácter ecológico y humanista o la generación de investigaciones cualitativas y longitudinales. Todo ello deriva de su vocación de analizar los procesos de enseñanza-aprendizaje en su contexto natural y prototípico, que no es otro que el aula. El ecuador de la obra lo marca la contribución de Alicia Hernando Velasco (191-210) sobre la llamada investigación en acción. A primera vista, cabría postular que la investigación en acción agrupa un conjunto de líneas de trabajo subsumibles dentro de la investigación en el aula de corte intervencionista, pero también es cierto que su tratamiento por separado viene justificado por contar con una larga tradición académica relativamente autónoma que no se limita al aprendizaje de segundas lenguas; algo de lo que Alicia Hernando deja cumplida constancia.

Los cinco capítulos siguientes, que completan el segundo bloque de contenidos, introducen un giro expositivo toda vez que ponen el foco en los instrumentos de investigación más que en los métodos propiamente dichos. Esta cesura se percibe claramente en el trabajo de María Cecilia Ainciburu (211-228) sobre los cuestionarios y las entrevistas, que coinciden en ser herramientas para la investigación social basadas en preguntas dirigidas a una muestra de sujetos y en estar fuertemente implantadas en los estudios actuales de ELE. Ainciburu presta especial atención a los medios para dotar de validez tales herramientas y para cuidar todas las fases del proceso, desde su planificación a su administración y tratamiento estadístico. Ernesto Martín Peris (229-244) ofrece una valiosa panorámica de los estudios dedicados durante las últimas décadas al análisis de materiales didácticos, con especial atención a los manuales estandarizados. Se trata sin duda de una línea bastante prolífica, en parte porque sus condiciones de viabilidad son más favorables que las de otras parcelas del aprendizaje de segundas lenguas. La aportación de Mar Cruz Piñol y Kris Buyse (245-263) está protagonizada por los corpus lingüísticos, que también cuentan con una importancia creciente en los estudios actuales sobre segundas lenguas. A partir de ciertas distinciones básicas –corpus de nativos frente a corpus de aprendices, corpus textuales frente a corpus de lengua oral y a corpus orales, etc.–, se ponen de manifiesto las posibilidades que ofrecen estos recursos para la investigación en ELE. Los cuatro anexos finales (259-263) son de innegable utilidad. Por su parte, el texto de María del Rosario Martínez Arias (265-283) versa sobre el uso de la estadística en este campo de investigación. Se trata de un capítulo obligado en todo manual de orientación metodológica, particularmente –aunque no de modo exclusivo– en conexión con los enfoques cuantitativos. Más que entrar en los entresijos técnicos de las vertientes descriptiva e inferencial de la estadística –lo cual habría desbordado las limitaciones de espacio–, la autora llama la atención sobre el amplio abanico de procedimientos disponibles para el análisis de datos y la necesidad de elegir el más acorde a los objetivos de cada investigación. Cierra este segundo bloque Alberto Rodríguez-Lifante (285-305), quien pone el foco en las implicaciones éticas que conlleva la investigación empírica en ELE. Me atrevo a decir que se trata de un factor crucial que a menudo queda indebidamente preterido, por lo que hay que congratularse de su inclusión en este volumen. Es cierto que no todas las líneas de investigación en ELE se ven afectadas del mismo modo; el análisis de materiales o los estudios basados en corpus cuentan son menos sensibles que las investigaciones que analizan la conducta de seres humanos (con los estudios de caso como situaciones extremas), pero, como bien advierte Rodríguez-Lifante, la ética “posee una relevancia transversal” (285) que, en mayor o menor medida, incide sobre todos los campos científicos y todas las vertientes del quehacer investigador.

El tercer bloque de contenidos está conformado por un total de cuatro contribuciones dedicadas a la difusión y transferencia de los resultados de la investigación en ELE. De nuevo, hay que felicitar a las editoras por haber sabido apreciar la pertinencia de esta última fase del proceso y darle la cobertura que merece. Se inicia dicho bloque con el capítulo de Mar Galindo Merino (309-323) dedicado a las investigaciones que tienen como finalidad generar trabajos de fin de estudios (TFE), ya sea en calidad de trabajos de fin de grado (TFG) o trabajos de fin de máster (TFM). Su oportunidad viene dada por la actual pujanza de los títulos académicos reglados en este ámbito. Mientras que hace apenas unas décadas la metodología de la investigación interesaba únicamente a los pocos universitarios que aspiraban a elaborar una Tesis Doctoral, en nuestros días dicho interés se ha democratizado, por así decir, al haberse incorporado también a las etapas académicas previas. Con ello, han aumentado tanto las necesidades de este tipo de formación académica especializada como la casuística de tipos textuales (cf. García y Salazar 2021: 7). Por su parte, la aportación de Javier de Santiago-Guervós y Jesús Fernández González (325-342) trata específicamente de la tesis doctoral, que no ha dejado de ser el trabajo académico que culmina la formación universitaria y acredita la capacitación investigadora. Los autores detallan pormenorizadamente las distintas etapas que jalonan el complejo proceso de elaboración de la tesis, desde la elección del director y el tema hasta la defensa y eventual publicación. Antoni Nomdedeu Rull (343-368) se centra en la escritura de artículos científicos, en tanto que vía prototípica para la difusión de la investigación avanzada. Sin olvidar el efecto que ejercen el contexto académico actual en ELE y ciertos condicionantes externos (como las agencias que evalúan al personal docente e investigador en el sistema universitario español), Nomdedeu pone el acento en la estructura discursiva canónica del artículo, el cual debe ser percibido como un género textual sujeto a unas convenciones firmemente asentadas dentro de la comunidad científica. Por último, Paz Villar-Hernández y Santiago Mengual-Andrés (369-391) cierran el volumen con un capítulo relativo a la transferencia de los resultados de la investigación. Los autores admiten desde el principio que este concepto es relativamente reciente, no unívoco y habitualmente desatendido en las áreas de ciencias sociales y humanidades. No obstante, constatan la emergencia de diversos cauces de transferencia que presumiblemente irán ganando peso en el futuro y que auguran unas perspectivas favorables en este terreno para los estudios de ELE. En concreto, aluden, entre otros, a los índices y bases de datos que clasifican las revistas científicas en función de su repercusión, las iniciativas de divulgación en redes sociales, la inclusión de grupos de investigación en los catálogos de las oficinas de transferencia (OTRI) de sus respectivas universidades y la promoción de ciertas iniciativas empresariales.

Tras este repaso, necesariamente sucinto, de los contenidos que jalonan este libro, no cabe sino reiterar las felicitaciones a las editoras y a los distintos autores por el éxito de su labor. Han conseguido ofrecer un manual de alta divulgación científica sumamente atractivo, bien fundamentado académicamente y que resulta útil tanto para los investigadores noveles como para los miembros consolidados de la comunidad académica en ELE. Por supuesto, no faltan aspectos susceptibles de discusión o de crítica, pero, en general, tienen escasa relevancia y no alteran la valoración general que merece la obra en su conjunto. Por ejemplo, se ha omitido la sección de bibliografía al final de la introducción, pese a que se citan algunas referencias que deberían haber sido convenientemente consignadas. También se echan en falta diversos índices (autores, temas, etc.) que orienten al lector interesado en aspectos concretos. Por desgracia, esto no es algo exclusivo del volumen reseñado, sino que constituye una proverbial carencia en la mayor parte de los textos académicos publicados en español. Asimismo, se detectan numerosos solapamientos entre varios capítulos, que inciden reiteradamente sobre unos mismos temas. Se trata de un fenómeno difícilmente evitable en los volúmenes monográficos de autoría colectiva, pero aquí adquiere una proporción más elevada de lo habitual y, a mi juicio, debería haber sido mitigado de algún modo durante el proceso de edición.

Por último, también quiero señalar que los métodos de investigación cualitativos reciben una atención sustancialmente más alta que los cuantitativos. Esto no parece responder a un sesgo involuntario, sino a una toma de postura de las editoras. Se trata de una opción legítima, pero que contrasta con la línea adoptada por otras publicaciones de este tenor. A título de muestra, cabe recordar que la estadística está representada aquí por un único capítulo, a cargo de María del Rosario Martínez Arias, cuando en otros títulos cuenta con un peso mucho más significativo; sin ir más lejos, el ya citado libro de Brown (1988) era básicamente un manual de formación estadística destinado a investigadores en lingüística aplicada. No se trata de llegar a esos extremos, pero, a mi modesto entender, el volumen editado por Santos y Pastor peca por defecto en este terreno. Martínez Arias cubre adecuadamente las técnicas estadísticas no paramétricas (que, por lo demás, son las más recientes y novedosas), pero apenas se detiene en la estadística descriptiva básica y en la estadística inferencial paramétrica, que habrían merecido sendos capítulos; el hecho de que sean procedimientos de análisis asentados desde hace bastante tiempo no garantiza que sean conocidos por los potenciales lectores de esta obra. En cualquier caso, insisto en que son aspectos secundarios que distan de empañar lo mucho que aporta este libro a la bibliografía actual sobre ELE, donde sin duda constituirá una referencia inexcusable durante los próximos años.

REFERENCIAS

Brown, James Dean. 1988. Understanding Research in Second Language Learning. Nueva York: Cambridge University Press.

García Ruiz, María Aurora; Salazar García, Ventura. 2021. “Desafíos lingüísticos y didácticos de la escritura académica”. Círculo de Lingüística Aplicada a la Comunicación 88: 1-14.

McKinley, Jim; Rose, Heath. eds. 2019. The Routledge Handbook of Research Methods in Applied Linguistics. Londres: Routledge.

Seliger, Herbert W.; Shohamy, Elana. 1989. Second Language Research Methods. Oxford: Oxford University Press.



Fecha de publicación en Infoling:2022-11-27
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