Reseña
Reseña - Sección dirigida por Carlos SubiratsInfoling 9.16 (2014)
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Yvette Bürki. Reseña de Gómez, Rosario; Molina, Isabel. 2013. Variación yeísta en el mundo hispánico. Madrid/Frankfurt: Iberoamericana/Vervuert. Infoling 9.16 (2014) <http://infoling.org/informacion/Review183.html>
Editado por Rosario Gómez (University of Guelp, Ontario) e Isabel Molina Martos (Universidad de Alcalá, Madrid), el objetivo de este volumen es «presentar un panorama actualizado y lo más amplio posible del estado del yeísmo en el mundo hispánico» (p. 7) desde diversas perspectivas lingüísticas: la dialectología tradicional, la geografía lingüística, la sociolingüística, la teoría fonológica y la adquisición de lenguas.
Como señalan las editoras, el proceso de desfonologización de las consonantes palatales sonoras /ʎ/ y /ʝ/1 a favor de la segunda se presenta en diferentes estadios y de diferentes maneras en las áreas geográficas que conforman el mundo hispanohablante, de modo que estamos ante un cambio fonético-fonológico en marcha que ha acelerado su expansión desde las ciudades hecho que ya señalaba Amado Alonso (1951) en un estudio pionero sobre el yeísmo a partir del siglo XX en adelante. Por cierto, cabe recordar en este sentido, que dicha desfonologización se encuentra también en otras lenguas románicas como el catalán y el gallego, para nombrar lenguas iberorrománicas, y el francés, donde el proceso de igualación prácticamente ha concluido.
En los estudios sobre el yeísmo una de las cuestiones fundamentales es deslindar el nivel fonológico del fonético: en el nivel fonológico, todas las variedades coinciden en la tendencia hacia la pérdida de la palatal lateral. Pero justamente uno de los retos está en estudiar el grado de pérdida, y por ende también de mantenimiento, en cada comunidad de habla. En el nivel fonético, las distintas manifestaciones (y sus valores e implicaciones sociales) hacen el fenómeno sumamente complejo, razón por la cual se hace necesario abordarlo desde un estudio coordinado que incluya todo el mundo hispanohablante. El volumen cumple con este cometido, pues si bien tal y como señalan las editoras no se cubren todas las regiones dialectales del español de España y de América, sí una mayoría importante, además de incluir contribuciones sobre la extensión del yeísmo en regiones poco estudiadas hasta ahora, como por ejemplo la zona gallega en España y la nicaragüense en Hispanoamérica.
Las catorce contribuciones que conforman el volumen se reparten en seis secciones diferentes siguiendo un criterio geográfico por áreas dialectales: el español castellano de España; el español del Caribe; el español mexicano y centroamericano; el español andino; el español austral; y el español de Estados Unidos. Hilo rojo, articulador de todas las contribuciones, es la propuesta de Moreno Fernández (2004: 88) sobre las etapas que atraviesa la desfonologización: 1. Mantenimiento de la distinción; 2. La distinción deja de ser sistemática, adoptándose diversas soluciones: a) diferentes grados de tensión y adelantamiento; b) yeísmo en alternancia con [ʎ]; c) y africadas en formas con [ʎ] en su origen; 3. Yeísmo sin restos de la lateral con a) diferentes grados de tensión y adelantamiento; b) diferentes grados de debilitamiento; 4. Se estabilizan y difunden las soluciones más adelantadas con rehilación sonora o sorda.
A continuación pasaremos revista a cada una de ellas manteniendo el criterio de áreas dialectales propuesto por las editoras.
1. El español de España
En «Estudio del yeísmo en el español de Barcelona a partir de materiales de PRESEEA» (pp. 19-38), Antonio Torres, Ana María Fernández Planas, Esther Blasco, Mar Forment, Ma. Ángeles Pérez y Cristina Illamola (Universidad de Barcelona) analizan el avance del yeísmo desde una perspectiva acústica según los datos recogidos para el Estudio Sociolingüístico del Español de España y de América (PRESEEA). Además de variables independientes como el sexo, la edad y la procedencia, para Barcelona se ha añadido la variable “lengua primera” (catalán / español) debido a la recuperación del catalán como lengua vehicular en la ciudad, lo cual implica también tener en cuenta las características del catalán (en su variedad central) en el estudio del yeísmo de esta ciudad.
Atendiendo a este hecho, recuerdan los autores que históricamente en catalán ocurrió la iodització, un yeísmo etimológico del catalán oriental que consiste en la articulación de los grupos latinos -CL-, -GL-, TL- y LY- como [ʝ] en vez de [ʎ] que, aunque se mantiene todavía en algunas zonas (como en las Baleares), está en regresión. Sucede esto precisamente en el catalán de Barcelona o barceloní, que de ser yeísta pasó a ser lleísta. Sin embargo, resulta interesante el hecho de que actualmente, entre los hablantes jóvenes y urbanos, el yeísmo empiece a cobrar fuerza en catalán, como constata el estudio de Julià i Muné (2002) y la propia Gramàtica de la llengua catalana del Institut dEstudis Catalans en su Introducción, que claramente adjudica el fenómeno a la influencia del yeísmo castellano. En este sentido, Barcelona se ajustaría al patrón general observado por Moreno Fernández (cf. supra, p. 1) para toda la Península Ibérica, que camina hacia un yeísmo generalizado, y por Molina Martos (1997 y en este volumen) que identifica su avance desde las ciudades españolas. Por estas razones, los autores plantean la posibilidad de que, si bien la pronunciación yeísta del castellano hablado en Barcelona está influyendo en el catalán barceloní, también puede producirse que su lleísmo contribuya a la preservación de la oposición fonológica en el castellano hablado en Barcelona o, por lo menos, a la ralentización del fenómeno en comparación con otras ciudades españolas.
De los datos de PRESEEA se seleccionaron 12 informantes, todos con un nivel de instrucción alto, de los cuales 6 (tres hombres y tres mujeres) tienen como L1 el español y 6 (tres hombres y tres mujeres) tienen el catalán, distribuidos en tres franjas etareas (de 20 a 34; de 35 a 54 y de los 55 años en adelante). Por lo que respecta a los contextos analizados, éste ha sido la posición intervocálica, tanto al interior de palabra como por fonética sintáctica.
Los resultados obtenidos confirman la tendencia hacia el yeísmo observada en otras ciudades españolas, siendo las generaciones más jóvenes (de 20 a 34 años, seguida de la franja etaria entre los 35 a 54 años) y las mujeres las más proclives a las pronunciaciones yeístas. Según muestran los datos y de acuerdo a la clasificación de Moreno Fernández (cf. supra, p. 1), el yeísmo se encuentra en dos estadios diferentes, condicionado según L1, pues en los hablantes con español como L1 el yeísmo se encuentra muy avanzado (fase 3), con casos en los que ya no hay rastros de la lateral, mientras que en los hablantes con catalán con L1, la distinción ha pasado a ser no sistemática (fase 2). Como señalan los autores, cabrá analizar en próximas investigaciones el avance del yeísmo en función del nivel de instrucción y, sobre todo, en función del lugar de procedencia, rural vs. urbano.
La segunda contribución del ámbito geográfico español está dedicado al gallego. En «El yeísmo y el fortalecimiento de /j/ en Galicia» (pp. 39-58), Francisco Dubert García (Universidad de Santiago de Compostela) estudia el fenómeno del yeísmo en el castellano de Galicia y en el gallego como resultado del contacto con el castellano, o por lo menos, como producto de una evolución convergente. Para el caso del castellano remarca el autor que el que se habla en Galicia es yeísta, al contrario de lo que se dice tradicionalmente, argumentando el hecho de que el gallego mantiene en sus sistema fonológico la diferencia entre /ʎ/ y /j/, cosa que tampoco concuerda con el panorama fonológico actual de esta lengua. Para el gallego, la intensidad del contacto con el español mayor en las ciudades y en las generaciones más jóvenes es el factor que condiciona su avance, hecho por el cual entre los hablantes citadinos y jóvenes la distinción de las palatales prácticamente ha desaparecido. Ha de señalarse a este respecto que el yeísmo, que ha penetrado en Galicia desde el gallego exterior asturiano, es un fenómeno muy reciente, pero de difusión extraodinariamente rápida, como demuestran el cotejo de los datos del ALPI y del ALGa. En el caso del castellano, el yeísmo presenta varias realizaciones, siendo las más frecuentes, en este orden, la oclusiva palatal sonora [ɟ], la aproximante [j] y la africada [ʥ], independientemente de la posición. Por lo que respecta al yeísmo en gallego, son también estas mismas variantes que se observa en la manifestación de las palatales.
En el ámbito del gallego, Dubert García se ocupa asimismo de otro fenómeno que, aunque conocido también con el nombre de yeísmo, describe un proceso diacrónicamente distinto: el fortalecimiento de la semivocal palatal intervocálica /j/, que conduce a su realización oclusiva palatal sonora [ɟ], es decir una palabra como [r'aja] <raya> pasa a pronunciarse como [r'aɟa]. Esta oclusiva sonora en posición intervocálica se encuentra también en datos de los años 70, procedentes de hablantes con un gallego tradicional y en el ALGa, en el léxico tradicional, no interferido por el castellano, de modo que es un fenómeno que surge en el propio sistema gallego. En cambio su realización en posición inicial absoluta se encuentra en la actualidad en castellanismos del tipo [ɟo'ɰuɾ] <yougurt>; este tipo de léxico aumenta la incidencia de /ʝ/ en posición inicial en el léxico gallego.
Partiendo de estos dos fenómenos, concretamente, la deslateralización de /ʎ/ y el reforzamiento de /j/, Dubert García delimita tres grandes variedades del gallego: a) una más conservadora y tradicional, que cuenta con la lateral /ʎ/ y la semivocal palatal /j/; b) una que ha eliminado /ʎ/ y que, en su lugar, presenta la oposición entre /ɟ/ y /j/; c) una en la que la oposición entre /ɟ/ y /j/ está en vías de desfonologizarse a favor de un único fonema palatal /ɟ/. Esta última variedad es la que coincide con la solución que presentan las palatales en el castellano de Galicia. Este hecho resulta de especial interés, pues la desfonologización se da mediante una forma reforzada y no a través de su desgaste.
«Las consonantes palatales sonoras en la comarca castellano-extremeña de La Jara: historia, geografía y sociedad» (pp. 59-92) es el tercer artículo de esta sección. Florentino Paredes García (Universidad de Alcalá) analiza el estado del yeísmo en La Jara, una comarca particularmente interesante para el estudio de este fenómeno, dado que se trata de una zona rural del centro de España, que dialectalmente presenta tanto rasgos de la variedad castellano-manchega, representada por las hablas toledanas, y de la variedad extremeña hablada en Cáceres. En el terreno de las palatales que aquí nos ocupan, se observa la pugna entre soluciones conservadoras e innovadoras. Para el estudio se han empleado los datos obtenidos por el autor de 210 informantes originarios de la comarca en un trabajo de campo realizado entre junio de 1992 y junio de 1993 en 28 localidades, cinco situadas en la provincia de Cáceres, 21 en Toledo y uno en Ciudad Real. Las variables dependientes con las que se trabajó fueron sexo, nivel de instrucción (alto y bajo) y edad (5 franjas etareas: 15-24; 25-39; 40-59; 60 o más años).
El análisis de los datos muestra que en la comarca coexisten tres modelos distintos para las palatales. El primero es el que se difunde desde Talavera, centro económico para la comarca desde la Edad Media hasta la actualidad. Dicho modelo irradia un patrón de realización yeísta, con formas distintas según el sexo de los hablantes: mientras que los hombres producen la mediopalatal [ʝ], que es la coincidente con el modelo normativo español, las mujeres tienden a realizaciones adelantadas y rehiladas, [ʒ]. El segundo modelo es el que se irradia desde las ciudades castellanas y que representa el habla madrileña, con una pronunciación mediopalatal no rehilada [ʝ]. En este caso, el factor decisivo es la edad, pues son los jóvenes, con más contacto con las formas estándares a través de la escuela y de los medios de comunicación quienes van a la cabeza en la producción de esta variante. Asimismo, la ubicación parece desempeñar un papel importante en la difusión de este modelo, al ser las localidades con acceso directo a la carretera nacional las más yeístas. El tercer modelo está representado por el que históricamente corresponde al del castellano norteño distinguidor y que se ha mantenido en vigencia hasta hace poco. En el caso de la distinción, cabe señalar que solo en una localidad, Navalmoralejo, se ha constatado la distinción sistemática entre [ʝ] y /ʎ/. En todas las demás la presencia de /ʎ/ convive con el yeísmo. Sin embargo, ha de mencionarse que cada localidad de la comarca «actúa como una microcomunidad de habla que toma sus propios modelos lingüísticos en función de factores diversos, históricos, geográficos, socioculturales, económicos, etc.» (p. 88), de modo que se encuentran localidades en las que la distinción (también si no es sistemática) perdura y otras en las que el yeísmo es la solución generalizada, aunque con algunos restos de /ʎ/, con soluciones adelantadas y rehiladas.
En líneas generales, se puede afirmar que también en La Jara la tendencia se dirige hacia las realizaciones yeístas de las palatales. Con todo, cabe señalar que a nivel actitudinal sigue considerándose el modelo diferenciador norteño como prestigioso, de manera que este podría ser un factor que frene o ralentice el yeísmo.
La última contribución de esta sección es la de Isabel Molina Martos (Universidad de Alcalá), «Yeísmo madrileño y convergencia dialectal campo/ciudad» (pp. 93-102). En ésta se analiza de qué modo convergen los modelos meridionales y el prestigioso del centro de la capital en las soluciones de las palatales que se producen tanto en la ciudad de Madrid como en los pueblos de la Comunidad y en qué fases del yeísmo se encuentran, según el modelo planteado por Moreno Fernández (cf. supra, p. 1). Para ello ha de tenerse en cuenta cuestiones sociohistóricas, geográficas y lingüísticas. En primer lugar, los pueblos de la Comunidad han experimentado fuertes transformaciones y se encuentran mucho más vinculados con la ciudad debido a los cambios en las condiciones de trabajo, la cual ha sustituido la agricultura por ocupaciones en el sector terciario, debido a la movilidad de la población y a los medios de comunicación, que permiten el contacto con otras variedades distintas a la local, así como a la educación, que difunde las variantes normativas. En segundo lugar, la ciudad de Madrid no solo es la capital de la Comunidad, sino que se encuentra en el centro del país, de modo que su influencia lingüística en el radio de las hablas castellanas se da tanto por cuestiones de prestigio como por su localización. En tercer lugar, el yeísmo madrileño es precisamente el producto de un cambio desde abajo, liderado por la población emigrante de origen andaluz a finales del siglo xix, pero que desde los años 60 del siglo pasado en adelante forma parte, plenamente integrado, de la variedad madrileña.
El estudio dialectal y sociolingüístico del yeísmo en los pueblos madrileños se realizó entre 2000 y 2005 en 16 pueblos, para lo cual se analizó el habla de seis informantes estratificados según sexo, edad (en tres generaciones: 20-35; 36-54; 55 años en adelante) y nivel de instrucción. Por su parte, para el análisis del yeísmo en la ciudad de Madrid se emplearon tres estudios realizados entre 1991 y 2001, centrados en tres localidades distintas: el barrio de Salamanca, situado en el centro de la ciudad, con una población de nivel socioeconómico medio-alto; Getafe, con una buena parte de su población de origen migrante, y de nivel socioeconómico medio-bajo y bajo; y Alcalá de Henares, también situada en el nivel socioeconómicamente medio-bajo y bajo.
Los resultados a los que se llegan tras el análisis del yeísmo en la red de pueblos y en las tres localidades de la ciudad permiten distinguir tres niveles concéntricos de difusión del yeísmo. En el centro de la ciudad (i.e. en el barrio de Salamanca), el yeísmo es generalizado en su realización fricativa mediopalatal ([ʝ]). Esta situación se muestra totalmente estable y sin variación social, de modo que se puede decir que el proceso ha alcanzado su etapa final. En las ciudades de la periferia de Madrid (Getafe y Alcalá de Henares) se observa variación en el yeísmo, situado en las etapas cuarta (con soluciones más adelantadas y rehiladas ([ʒ]) y en la tercera, pero con convergencia con las soluciones del centro, liderada por las generaciones jóvenes. Esto supone, como señala Molina Martos «dar un paso atrás en el desarrollo del yeísmo», retrocediendo hacia la tercera, lo cual implica el triunfo de la variante [ʝ] del centro de la ciudad. En los pueblos de la Comunidad, el yeísmo ofrece una gradación desde sus formas más innovadoras (fase 4) hasta las más conservadoras, con rastros de distinción (fase 2) en consonancia con la geografía rural madrileña: las formas más innovadoras se encuentran en los pueblos del sur, mientras que las localidades del norte son más conservadoras. Sin embargo, aquí también se observa la convergencia hacia el centro, la ciudad: el análisis sociolingüístico indica que los pueblos abandonan progresivamente las variantes dialectales para adoptar las variantes de la población urbana culta de la capital.
2. El español del Caribe
La contribución «Yeísmo y variación dialectal en cuba» (pp. 113-141) de Lourdes E. Montero Bernal (Instituto de Literatura y Lingüística, La Habana) trata el estado de la palatal central /ʝ/, comparando las variedades rurales frente a las urbanas. Dada la situación actual de las zonas rurales, que se han acercado a las urbanas como resultado de la mayor interconexión gracias al sistema de red vial, a los medios de comunicación y a la extensión del sistema educativo y sanitario, la pregunta que se plantea Lourdes E. Montero Bernal es si en la alofonía de las palatales también se ha producido una nivelación en las zonas rurales, tradicionalmente más conservadoras, hacia las variantes citadinas.
Montero Bernal pasa revista a la situación yeísta de Cuba desde la colonia hasta los umbrales del siglo xxi según los estudios sinópticos y diatópicos llevados a cabo (Isbăşescu 1968, López Morales 1971; Parodi 1977; Haden/Matluck 1977; Choy López 1989; Alvar 2000, entre otros), para concluir que «la alofonía de /ʝ/ no cobra valor fonológico» (p. 121) en la isla y que la variante más extendida en todas las posiciones, incluso a inicio absoluto de palabra, donde la africada es la preceptiva, es la palatal fricativa [ʝ] con diversos grados de abertura, y que en su variante más abierta va ganando sobre todo terreno en el occidente. Por el contrario, la palatal africada [dʒ], que ocurre sobre todo a inicio de palabra, va en retroceso tras consonante, al tiempo que aparece en pronunciaciones enfáticas; y la semiconsonante [j] en posición intervocálica, que puede llegar a perderse, se extiende también en el occidente. Partiendo de este cuadro, Montero Bernal realiza su estudio valiéndose del material dialectológico acopiado en ocho mapas fonéticos del Atlas lingüístico de Cuba (AlCu), en los que se reflejan la pronunciación de /ʝ/ en diversas posiciones. Los datos para su estudio se restringen a los que se obtuvieron en el marco de la recogida de datos para el AlCu entre 1989 y 1995 a 50 hablantes masculinos de 50 años de nivel bajo y medio bajo de veinte localidades rurales. Los resultados de esta investigación demuestran que en las zonas rurales la /ʝ/ se conserva bastante bien, sobre todo en sus realizaciones africadas y aproximantes. Como se observaba en investigaciones anteriores, la realización abierta de /ʝ/ está ganando lentamente terreno también en zonas rurales, incluso en las posiciones reservadas por la norma para la africada, aunque se sigue reteniendo bastante bien en posición inicial absoluta y se produce con valor enfático. Estos datos confirman por tanto que en Cuba predominan las articulaciones abiertas de /ʝ/ sobre las africadas; muestran, por otro lado, que el foco de irradiación de las pronunciaciones abiertas es el occidente y el entorno urbano, desde donde avanzan progresivamente, pero con menor incidencia, hacia el centro y el extremo oriente del país.
«El yeísmo en el Caribe colombiano: variación y cambio en Barranquilla» (pp. 141-168), de Yolanda Rodríguez Cadena (Universidad del Atlántico) es el segundo y último estudio de la sección dedicada al Caribe. Como recuerda la autora, para Colombia se han establecido varias realizaciones de /ʝ/: fricativa palatal sonora, relajada, africada y fricativa rehilada como articulación ocasional en la variedad andina occidental. Para el Caribe Colombiano, los diferentes estudios (Montes Giraldo 2000; Atlas Lingüístico Etnográfico de Colombia (ALEC 1981-1983) dan como las variantes más frecuentes las relajadas o aproximantes, siendo [ʝ] la menos empleada. Partiendo de estos datos dialectológicos, la autora realiza un estudio sociolingüístico variacionista en Barranquilla con el objetivo de analizar cuál es su distribución atendiendo también a factores sociales. Para el estudio de los factores externos que pueden incidir en la variación de /ʝ/, la autora seleccionó un total de once (sexo, edad, nivel de instrucción, clase social, modo de vida, red social, etnia, procedencia, tiempo de residencia y edad de llegada) para ofrecer así un panorama integral sobre la distribución social del yeísmo en Barranquilla.
El análisis variacionista de los contextos lingüísticos de ocurrencia de /ʝ/ corrobora que las variantes más extendidas en Barranquilla sigue siendo, en efecto, las relajadas o aproximantes, seguidas de la fricativa palatal sonora; las formas elididas o vocalizadas son prácticamente inexistentes. Por lo que respecta a los factores sociales, cabe destacar el factor sexo, que si bien muestra que las mujeres producen más la fricativa [ʝ] frente a los hombres, los índices de realización de las aproximantes no son mucho menores, lo cual demuestra la solidez de dicha pronunciación en Barranquilla. También interesantes son los resultados obtenidos en lo que respecta al factor asociado a la etnia, pues los individuos negros, vinculados socioculturalmente al Palenque, producen tanto la [ʝ] con frecuencias ligeramente mayores, y la [j], a pesar de que en palenquero las variantes yeístas son [ʝ] y el cero fonético. Si se toma en cuenta el factor procedencia, se observa que también los oriundos de Palenque, si bien producen la [ʝ] con mayor frecuencia, también han adquirido la típica del Caribe colombiano, la aproximante. En la misma línea de convergencia hacia la variante más común de esta área colombiana se interpretan los datos de los hablantes de Santander una zona dialectal en la que la variante más extendida es la palatal fricativa sonora [ʝ], pues los emigrantes procedentes de dicha zona ostentan un porcentaje considerable de producción de la variante debilitada (56%). Con todo, según el análisis de todos datos, la autora concluye que «fricativa palatal sonora está penetrando poco a poco en los grupos sociales sin que esto implique, en esta sincronía, un cambio lingüístico en curso» (p. 166).
3. El español mexicano y centroamericano
Abre la sección dedicada a esta área geográfica el artículo de Pedro Martín Butragueño (El Colegio de México), «Estructura del yeísmo en la geografía fónica de México» (pp. 169-206). En esta contribución, Martín Butragueño propone un reanálisis de los riquísimos datos que se acopiaron para la elaboración del Atlas lingüístico de México (1990-2000; ALM), empleando para ello un análisis instrumental, los métodos cuantitativos de la estadística inferencial y un estudio riguroso de las leyes fonéticas de tipo neogramático para delimitar los factores internos que condicionan las diferentes variantes de la palatal /ʝ/ en México. De acuerdo a la hipótesis del lingüista, un estudio de estas características posibilitaría la delimitación de zonas dialectales estrictas, un problema hasta ahora abierto en la dialectología mexicana, al tiempo que permitiría la ordenación de los datos, ofreciendo más claridad sobre el comportamiento de la variación fonética al resolverse con este método los casos adjudicados a simple variación libre. Con el objetivo de ejemplificar la productividad de este planteamiento, el lingüista selecciona la prepalatal fricativa sonora /ʝ/, uno de los fenómenos fonético-fonológicos con mayor incidencia en la delimitación de zonas dialectales en Hispanoamérica2. Utiliza para ello 18 mapas analíticos de los 33 que presentan materiales útiles para el estudio de la palatal en el ALM; para el análisis de los contextos internos de variación selecciona 12 de las 23 palabras posibles en posición intermedia y 6 de las 10 posibles en contexto inicial; por lo que respecta a la representación dialectal, se toman en consideración los datos procedentes de 32 puntos (pertenecientes a 25 estados de un total de los 32 que conforman la república mexicana); es decir, siempre se considera para el análisis más de la mitad de los datos totales a disposición, de modo que puede garantizarse la representatividad de los resultados. A partir de estos datos se realiza un primer análisis frecuencial que ya posibilita ordenar las diferentes realizaciones de /ʝ/ según ocurrencia y su incidencia en el panorama dialectal yeísta de México. Se disciernen de esta manera siete variantes, revelándose además que las pronunciaciones más frecuentes son las aproximantes cerradas palatales, seguidas de las abiertas; el tercer grupo en cuanto a su frecuencia son las fricativas postalveolartes, seguidas de las africadas, y como quinto grupo en orden de ocurrencia resultan las elisiones, mostrándose por tanto como no representativas. Las soluciones lateralizadas, agrupadas en sexto orden de frecuencia, son claros productos de asimilaciones postléxicas y fonoléxicas. Estos primeros resultados ya suponen una precisión con respecto a datos dialectológicos anteriores, en los que precisamente, en el orden de las aproximantes, se daban las soluciones abiertas (que incluían los alófonos abiertos, muy abiertos, extremadamente abiertos, vocalización y elisión) como las más frecuentes (cf. Moreno de Alba 1994).
Esclarecido el cuadro frecuencial de las variantes de la palatal, Martín Butragueño procede a analizar cada una de ellas mediante un análisis variacionista que incluye la zona dialectal (repartiendo los 32 estados en cinco zonas dialectales: centro-este; sureste; centro-oeste; noroeste y noreste), y un haz de variables de variación interna complejo (asimilación; posición de palabra; contexto previo; vocal previa; vocal posterior; tonicidad de la sílaba; frecuencia léxica). El análisis variacional que se lleva a cabo para cada una de las siete variantes de /ʝ/ no deja duda al lector de la productividad del método y de sus alcances en cuanto a la precisión tanto en cuanto a su difusión dialectal como de los factores internos que subyacen a la producción de las distintas variantes de /ʝ/. Así por ejemplo, si Lope Blanch en 1989 identifica la palatal africada como poco frecuente y circunscrita a la Península del Yucatán (cf. mapa 2, p. 155), un examen variacionista con métodos modernos computarizados, que incluye un análisis exhaustivo de los contextos lingüísticos permiten concluir hoy en día a Martín Butragueño lo siguiente:
El modelo logístico escalonado para los 390 ejemplos de soluciones africadas incluye solo dos variables: las zonas dialectales y el contexto previo; la ausencia de asimilación es categórica: No cuentan en el modelo ni la posición en la palabra, ni el tipo de vocal previa o posterior, ni la tonicidad de la sílaba.
La zona más asociada a la solución con mucho es el centro-este, que alcanza una probabilidad de 0,722 (f = 0,322), seguido, a distancia, por el mucho más tibio centro-oeste (p = 0,543, f = 0,247). Es solución no favorecida ni por el nor-oeste (p = 0,371, f = 0,1719, ni por el suroeste (p 0 0,356, f = 0,1539, ni por el noroeste (p = 0,339, f = 0,152).
Este tipo de procedimiento trae además la ventaja que permite acoplar un análisis de tipo sociolingüístico al incluirse variables de orden externo como sexo, edad, etc., y que puede ofrecer un panorama aún más completo sobre el comportamiento de /ʝ/ en el suelo mexicano.
La última contribución de esta sección es «El yeísmo en Nicaragua» (pp. 207-226) en la que María Auxiliadora Rosales Solís (UNAN-Managua) presenta un panorama dialectológico y sociolingüístico sobre la situación de la palatal fricativa central en Nicaragua, atendiendo especialmente a sus realizaciones en los centros urbanos del país. Tras pasar revista a los estudios sobre el yeísmo en Nicaragua por cierto, como expone la lingüista, pocos y en buena parte poco sistemáticos, se puede concluir que la realización más frecuente es la debilitada [j], que puede llegar en posición intervocálica hasta el cero fonético; en posición inicial impera, en cambio, la realización fricativa [ʝ]. Se advierte además la tendencia hacia una [j] antihiática en secuencias del tipo <ea> <ía>. Para el estudio se tomaron los datos recopilados en el Atlas Lingüístico de Nicaragua (ALN), seleccionándose 17 ciudades de los 15 departamentos del país. No se tomaron en cuenta las zonas bilingües. Como todos los atlas lingüísticos actuales, el ALN es pluridimensional, por lo que acopia además información sociolingüística. Para el caso concreto de esta investigación, se seleccionaron los factores sexo (dos hablantes por sexo para cada punto de encuesta), edad (dos grupos generacionales: 33 a 55 y de 56 años en adelante) y nivel de instrucción (primaria incompleta, primaria completa, bachillerato incompleto y bachillerato completo) de un total de 68 informantes. El cuestionario, elaborado sobre la base del Atlas lingüístico-etnográfico de Costa Rica (ALECORI), comprende preguntas que posibilitan estudiar el comportamiento de /ʝ/ en sus tres contextos: inicial, interior en posición intervocálica e interior ante consonante. Atendiendo a estas variables, los resultados obtenidos muestran que la palatal fricativa presenta cinco alófonos en Nicaragua: la fricativa palatal [ʝ], la semiconsonante [j], la elidida [∅], la dentalizada [d] y la alternancia [ʝ-j]. Estas realizaciones funcionan como isoglosas pertinentes para establecer tres áreas dialectales: la zona del Atlántico, con una realización mayoritaria [ʝ]; la zona del Pacífico que presenta usos polimórficos y la articulación [ʝ-j] y la zona Central, en la que predomina la articulación de la semiconsonante. Si observamos los resultados de acuerdo a la posición, en la intervocálica sigue siendo la elisión lo más frecuente, con excepción de la zona del Pacífico Central. La elisión conlleva un alargamiento vocálico, que se produce más en las mujeres que en los hombres. Si se atiende a los factores sociales, el factor sexo, en líneas generales no arroja diferencias variacionales, salvo en el caso de la producción dentalizada ante consonante, que se constata solo en las mujeres. En cuanto al factor generacional, la más joven lidera las preferencias por las formas debilitadas en posición inicial, mientras que la mayor conserva la palatal fricativa; en posición intervocálica, la generación no conlleva variación, pues ambos grupos tienden hacia la elisión.
4. Español andino
En la primera contribución de esta sección, «Estado del yeísmo en Colombia» (pp. 227-236), María Bernarda Espejo Olaya (Instituto Caro y Cuervo / Universidad de La Salle) realiza un balance de la situación actual de las palatales /ʎ/ y /ʝ/ en Colombia, trazando para ello su recorrido diacrónico desde los primeros estudios dialectológicos que toman en cuenta el fenómeno. Concluye que en la actualidad Colombia es básicamente yeísta, pronunciación que constituye además la que viene difundiéndose a través de los medios de comunicación. En efecto, si Rufino José Cuervo señalaba en sus Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano en la segunda mitad del siglo xx que «[…] en Bogotá y en buena parte del interior es la ll bien y oportunamente pronunciada, al paso que en Antioquia y lugares de la Costa es exclusivamente la y» (1955: 714), en el trabajo de Espejo Olaya de 1999 sobre la base de grabaciones realizadas entre 1973 y 1980, para las encuestas en el marco del proyecto de estudio de la norma lingüística culta de Bogotá se confirma que la distinción entre la palatal lateral y la fricativa central se encuentra solo en los hablantes de la tercera generación, mientras que los jóvenes ostentan un yeísmo generalizado. Sintomático también en cuanto al avance del yeísmo como fenómeno de un cambio en marcha fue la presencia de una variante intermedia desafricada [l] en las mujeres y en la segunda generación.
Cabe recordar para sopesar la relevancia del avance del yeísmo en Colombia que uno de los rasgos definitorios de las zonas dialectales colombianas es la distinción. Así, precisamente se diferencian dentro del superdialecto continental interior dos dialectos andinos el occidental y el oriental porque en este último se conserva la distinción. Y si bien es cierto que en el ALEC (publicado entre 1981 y 1983) todavía se señala como zona distinguidora una amplia franja del centro del país, ya aparece Bogotá como un área dialectal donde alternan la realización lateral y la desafricada más relajada [l], lo cual supone que el cambio hacia el yeísmo en la capital ya estaba en marcha. Además ha de tenerse en cuenta para entender la diacronía del cambio que las encuestas para el ALEC se realizaron entre 1958 y 1978 y ya en este período se publican artículos parciales como los de Flores (1978) y Montes Giraldo (1969 y 1985) en los que se da cuenta del avance progresivo del yeísmo. Finalmente, un trabajo posterior de dialectología urbana (Montes Giraldo 1998) basado en tres variables sociales, concretamente, sexo, grupo generacional y nivel educativo, ya muestra de forma definitiva el triunfo del yeísmo en la capital colombiana, al ser la generación más joven y el grupo con mayor nivel socioeducativo los que lideran la pronunciación yeísta. En la actualidad, trabajos como los de Orduz (2003) parecen apuntar que la distinción vs. la no distinción obedece al factor entorno rural vs. entorno urbano, siendo la distinción un rasgo rural. En este sentido, la evolución del yeísmo colombiano se inscribe dentro de aquella observada en otras áreas hispanohablantes, donde son las ciudades los centros de difusión yeístas.
El estudio de Rosario Gómez, «Las palatales laterales y el yeísmo / ʒeísmo en el español andino del Ecuador» (pp. 237-256), se centra en sus realizaciones en el grupo generacional de los jóvenes con el objeto de determinar si siguen perdurando las rehiladas sonoras o “arrastradas” como las más extendidas o si se observa un cambio en marcha y cuáles son los factores lingüísticos y extralingüísticos que condicionan su realización. En efecto, dialectalmente las palatales lateral y central constituyen un rasgo básico en la delimitación de isoglosas que separan, por un lado, la variedad costeña, yeísta, y la serrana en la que, a su vez, los diferentes estadios en la producción de las palatales dividen dialectalmente esta zona en dos: la sureña, distinguidora, y la norteña, básicamente ʒeísta. Estudios posteriores, llevados a cabo en la segunda mitad del siglo xx (cf. Toscano Mateus 1953 y Argüello 1978) mostraban por su parte el triunfo de la prepalatal rehilada sonora, liderado por la generaciones media y mayor, al tiempo que se observaba la reducción de la distinción y la estigmatización de la rehilada sorda por una asociación errónea con el quechua. Para cumplir con su cometido, Rosario Gómez contó con 30 informantes jóvenes entre los 16 y los 29 años de edad, originarios de Quito o de la zona ʒeísta o que, al menos, hubieran vivido en Quito desde los ocho años. Entre las variables extralingüísticas se seleccionaron el sexo, la clase social, la etnia y el estilo; las variables lingüísticas incluyen el contorno anterior y posterior, el acento silábico y la posición de la palabra.
Los resultados alcanzados muestran que las palatales en la Sierra ecuatoriana están atravesando un cambio en marcha que apunta hacia una enorme difusión de la variante palatal central, hecho que, desde una perspectiva dialectológica, puede indicar el inicio de una nivelación entre la zona dialectal costeña y serrana en cuanto a la producción de las palatales. Dicho cambio no depende tanto de factores lingüísticos como de los extralingüísticos, pues el cambio viene liderado por la clase alta y por las mujeres, entre las cuales no se encuentran las variantes prepalatales rehiladas, solo atestiguadas, en las clases bajas que, a su vez, no presentan [ʝ]. Por su parte, la baja frecuencia de la rehilada sorda en este grupo (2%) demuestra que está desapareciendo debido a su fuerte estigmatización. Por lo que respecta a la producción de la lateral /ʎ/, ésta no se da en la conversación de los jóvenes quiteños, mientras que aumenta hasta un 26% en la lectura y un poco más aún en la lectura de los pares mínimos, lo cual apunta hacia una realización ligada sobre todo a patrones de corrección escolares, cuyo destino parece ser el mismo que en la mayoría de las variedades hispanas: su desaparición.
«Yeísmo y distinción en el contexto social peruano. Reexamen de la cuestión» (pp. 257-294) es el título de la contribución de Rocío Caravedo (Università di Padova), en la que trata la variación de las palatales en dos espacios dialectales peruanos, concretamente, el andino y el amazónico, con el objetivo de comprobar hasta qué punto estos espacios dialectológicos trazados tradicionalmente y las percepciones colectivas ligadas a estas corresponden con la realidad. Los estudios dialectológicos dividen el espacio peruano en dos grandes áreas: la andina y la ribereña (en la terminología de Escobar 1978); esta última incluye tanto la costeña como la amazónica. Una de las isoglosas que fundamentan dicha clasificación constituye precisamente las realizaciones de las palatales. Así, se ha adjudicado al espacio andino la distinción entre la lateral /ʎ/ y la central fricativa /ʝ/, mientras que en la ribereña la indistinción es la regla. Dentro de esta, la costa (con excepción del sur) es yeísta, mientras que para la Amazonía por lo demás la región menos investigada lingüísticamente se indica una pronunciación africada. Esta diferenciación dialectológica se refleja como lugar común en la percepción de los hablantes, bien yeístas, «que identifican de manera automática a un individuo proveniente de la zona andina si pronuncia la lateral, bien distinguidores, los cuales perciben la falta de este fonema en el habla de los limeños» (p. 258). Más aún, la distinción fonológica ha adquirido un valor estereotípico en el caso de la variedad andina, de modo que desde la percepción capitalina no se valora como prestigiosa. No obstante, existen algunas excepciones, representadas por ciudades conservadoras en las que la distinción sí conlleva prestigio. Una de estas ciudades es Cuzco.
El estudio de la zona andina se basó en varios tipos de datos de 30 informantes procedentes de entrevistas libres, cuestionario de palabras aisladas, conversación metalingüística y lectura de textos. Para las entrevistas libres y el cuestionario se empleó doce informantes con escaso nivel de instrucción de dos zonas andinas distintas, la sureña y la norteña. La división geográfica se acopla con una glotológica, pues los hablantes de la zona sur eran todos quechuahablantes, con español como L2, mientras que los del norte, hispanohablantes sin conocimientos de quechua. El análisis cuantitativo de los datos de las entrevistas arrojaron resultados interesantes en relación a los lugares comunes que existen sobre la producción de las palatales en este espacio dialectal: en primer lugar, en todos los casos alternaron en los contextos canónicos de la palatal, las laterales y las no laterales, pero mientras que los quechuahablantes de la zona sur produjeron un menor número de laterales, su número ascendió entre los hispanohablantes norteños. Los datos del cuestionario confirmaron estos resultados. Más allá de poner en tela de juicio la tesis de que la distinción se vea reforzada por la presencia de estos fonemas en el quechua (por lo menos en esta zona), el análisis de los datos revela que la covariación entre lateral y fricativa se da solo en los contextos canónicos de la lateral nunca hay por tanto pronunciaciones lleístas en los contextos tradicionales de la fricativa central. Tal hecho parece indicar una dirección hacia el yeísmo. Para estudiar la manifestación de la distinción desde la percepción de los hablantes, se realizó una conversación metalingüística con seis informantes mujeres de la clase media alta e instrucción superior de Cuzco, ciudad en la que, como indicábamos, la distinción tiene prestigio. En efecto, en la entrevista todas las informantes corroboraron la distinción como rasgo característico de la variedad andina y como propio de su habla. En cambio, su propia producción a lo largo de la entrevista no manifestaba dicha distinción, lo cual tampoco se manifestó en la lectura del texto. Este hecho, por otro lado, «revela […] hasta qué punto los procesos de producción no están siempre gobernados por la percepción» (p. 271).
En contraste con el espacio andino, el estudio de la zona amazónica se realizó sobre la base de los datos obtenidos de 22 informantes monolingües en español, sin conocimientos de quechua, de los cuales 12 provenían de Iquitos, una de las ciudades más importantes de la Amazonía peruana. Desde el punto de vista sociolingüístico, los hablantes correspondían a dos grupos distintos: a) uno situado en el nivel superior de la escala social, los profesionales, conocedores además de la variedad limeña; b) otro, conformado por hablantes con escaso grado de escolarización y con ocupaciones no calificadas, sin mayores contactos con la variedad capitalina. Las pruebas realizadas consistieron en entrevistas libres, cuestionario de palabras y locuciones extraídas de una emisión radial local. Los datos cuantitativos de la entrevista libre mostraron una relación proporcional entre la producción de las africadas y el nivel sociocultural, ya que en el grupo menos privilegiado esta ocurre más a menudo (66% frente a 48% de los profesionales). Interesantes son los datos obtenidos a partir de la emisión radial, pues también aquí la producción de la africada fue abundante, hecho que corrobora la tesis de Bell (1991) sobre el diseño según la audiencia, puesto que, al girar el programa radial sobre aspectos locales, se enfatiza un rasgo considerado propio de la variedad amazónica. Comparten estos resultados con los de la región serrana el hecho de que se da siempre una covariación entre la africada y la fricativa central en los contextos canónicos de la lateral, lo cual demuestra que el desajuste fónico en ambas regiones se da en el orden de la lateral en dirección hacia el yeísmo.
Juan Carlos Godenzzi (Université de Montréal) postula en su artículo «Resistencia al yeísmo en los Andes: convergencia lingüística y expresión identitaria» (pp. 295-312) que el contacto del español con el quechua y el aymara, que presentan, por lo menos en la variedad sureña del quechua3, ambos fonemas, desempeñan un papel importante en la retención de la oposición entre /ʎ/ y /ʝ/, la cual puede cumplir una función socioindexical al fungir como un recurso en la construcción identitaria del castellano puneño frente a la variedad prestigiosa capitalina. Como ha podido observarse a lo largo de las contribuciones sobre el español andino aquí reseñadas, la conservación de ambas palatales se encuentra en diferentes estadios y obedece a distintos aspectos sociales según la zona. Por su parte, en Bolivia, país con el que limita el departamento de Puno, la distinción entre las palatales, salvo algunos puntos como Tarija (ubicado en el sur del país) sigue funcionando como elemento distintivo de la variedad. Ahora bien, como ya se mencionaba a propósito del estudio de Rocío Caravedo, en el caso concreto del Perú, la producción de las palatales es un rasgo que marca la diferencia entre la pronunciación yeísta de la capital como prestigiosa, urbana y criolla, mientras que precisamente la distinción adquiere un valor estereotípico, asociándose al grupo étnico indígena, a las clases menos privilegiadas y al serrano. Mediante datos obtenidos en un estudio realizado en 1983, Juan Carlos Godenzzi analiza el estado de la distinción en la capital de Puno, situado en el altiplano de la cordillera de los Andes, ciudad donde habitan tanto peruanos provenientes de las zonas costeñas y de otras regiones del país, puneños con larga tradición citadina y con largos períodos de residencia fuera de Puno, y otros con domicilio perenne en la ciudad, así como quechuahablantes y aymrahablantes, algunos con períodos de residencia fuera de Puno y otros no. Los datos arrojados confirman que la gran mayoría conserva la distinción (91%), mientras que los casos de yeísmo (6,9%) y sobre todo los de alternancia (2,3%) fueron bastante pocos. Entre los distinguidores se dieron además, en posición intervocálica, soluciones africadas. Desde el punto de vista sociolingüístico, resulta sintomático que las soluciones yeístas se produjeran solo entre hablantes costeños, mientras que los provenientes de otras regiones andinas conservaron la distinción; en el caso de los puneños, el mantenimiento de la distinción es abrumadora, sean bilingües o no. Los casos de alternancia se dan, en cambio, entre hablantes puneños citadinos, monolingües en español y con estancias largas en Lima o en la costa. La retención que se observa en Puno no concuerda con los resultados obtenidos en otras ciudades andinas del centro del país como Huancayo (cf. Puente-Schubeck 1989: 251-262), donde se reconocen focos yeístas en las generaciones más jóvenes. Esto puede entenderse, por un lado, debido a cuestiones geográficas y culturales, puesto que Puno mantiene un mayor acercamiento con la capital boliviana, La Paz, ciudad fuertemente conservadora en la oposición, mientras que Huancayo está más bien vinculada con Lima. Pero, por otro lado, los resultados pueden interpretarse desde una perspectiva simbólica, ya que tanto el yeísmo de los costeños como la distinción de los lugareños constituyen un índice socioindexical de lo “propio” y “lo extraño” (p. 306) en el espacio social puneño. Interesante constituye la presencia de una pronunciación africada entre los hablantes puneños distinguidores, una forma que probablemente connote una diferencia social dentro de los propios puneños, al venir realizada por hablantes jóvenes más favorecidos económicamente.
5. El español austral
En la sección dedicada al español austral, Laura Colantoni (University of Toronto) se centra en su artículo «On the regularity of coronalization in Buenos Aires» (pp. 313-334) en los procesos de coronalización fonético-fonológica en la variedad porteña. En esta variedad, la coronalización se origina por: a) la pronunciación retrasada y asibilada de la semiconsonante [j] ([j] > [ʒ ʃ], como en [j]endo > [ʒ]endo ∼ [ʃ]endo yendo); b) la deslateralización de [ʎ] ([ʎ]uvia > [j]uvia > [ʒ]uvia ∼ [ʃ]uvia lluvia). Según plantea Laura Colantoni como hipótesis principal, la coronalización es un proceso regular en esta variedad, solamente frenado por factores extralingüísticos, como es el caso de una pronunciación normativa derivada de patrones ortográficos aprendidos en la escuela. De este modo, las secuencias iniciales <i> e <hiV> son las responsables de frenar este proceso, cuestión a la que apuntaba ya Hualde (1997: 72), al señalar que el contraste entre variantes fonéticas en Buenos Aires estaba motivado ortográficamente. Para probar la hipótesis arriba expuesta, la lingüista realiza dos experimentos entre 20 participantes de ambos sexos y de tres grupos etareos (20-40, 41-60 y 61-80 años), todos nacidos en la región Metropolitana de Buenos Aires o que han pasado la mayor parte de su vida en esta zona y divididos en dos niveles de instrucción (secundaria y estudios universitarios). El primero de los experimentos consistió en una actividad de elicitación del vocabulario mediante preguntas concretas con el objetivo de analizar (i) el grado de difusión de la coronalización, (ii) si tal proceso está ligado al conocimiento de las unidades léxicas por parte de los participantes y, finalmente, (iii) si los procesos de coronalización se ajustan a leyes de resilabilización (del tipo [re.i al.to] [re. jal.to] [re.jal.to] *[re.ʒal.to] rey alto). El segundo experimento consistió en la lectura de palabras sin sentido (del tipo iapo / yapo; hienco / yenco; zohio / zoyo, etc.) que se concibieron específicamente para probar el papel que desempeña la ortografía en el bloqueo del proceso de coronalización. Los resultados obtenidos confirman que la coronalización hacia la prepalatal asibilada es regular en el español bonaerense y que solo se ve frenado por las secuencias <i> e <hiV> que, como probó el segundo experimento, se pronuncian con la semiconsonante [j] debido a que esta es la exigida en la escuela en dichas combinaciones. En relación con las leyes de resilabilización, a pesar de la limitación cuantitativa de los datos, todo parece apuntar a que no se crean contextos de resilabilización que favorezcan la coronalización. Como resultado del proceso regular de coronalización, Laura Colantoni propone la existencia de un fonema prepalatal en el español bonaerense; la semiconsonante [j], en cambio, solo se da como variante marginal en unos pocos casos muy específicos cuya existencia se explica en parte debido a la ortografía.
6. El español de Estados Unidos
En su contribución, «Spanish yeísmo: A cognitive linguistic approach to phonological change» (pp. 334-352), Jorge E. Porras (Sonoma State University) aborda desde una perspectiva cognitiva la producción escrita de los grafemas <ll> y <y> en estudiantes de español, tanto nativos como no nativos en EEUU. Punto de partida del estudio es que, dado que el yeísmo es la manifestación actual más extendida en el mundo hispánico, se ponen en marcha procesos cognitivos asimétricos para poder relacionar grafema y fonema, de la misma manera como sucede en el caso de los grafemas <b> y <v> y, en el caso del seseo, entre <s> y <θ>, ambos pares de fonemas sin correlación fonológica. Dichos procesos se ven por su parte influenciados por factores sociales como la educación y el desarrollo bilingüe. Estos procesos cognitivos de naturaleza subyacente más o menos complejos y opacos, dependiendo del tipo de sistema alfabético y las reglas morfofonemáticas y ortográficas de cada lengua se realizan en primer lugar de forma intuitiva y posteriormente de manera pragmática. La asignación de los grafemas <ll> <y> en hablantes yeístas o en aquellos que aprenden el español como L2 sin fonema lateral en el sistema fonológico de su L1 puede funcionar de forma aleatoria (sobre todo en los hablantes nativos) o debido a la existencia de una /ʎ/ subyacente. De acuerdo con Lipski (1989), esta /ʎ/ subyacente que ocasiona la recuperación de <ll> se da debido a la alternancia sistemática del tipo bello > beldad, pellejo > piel, lluvia > aluvión, etc., que llevarían, en casos de surgir conflictos de asignación del grafema, a optar por la <ll>. Para probar esta hipótesis de manera empírica, se llevó a cabo en marzo de 2005 un test entre dos grupos con un total de 31 participantes del programa de Español de la Universidad de Sonoma. En el grupo menos avanzado, siete eran hablantes nativos y 14 no nativos; en el más avanzado, los 10 participantes eran nativos. El test consistió en un conjunto de oraciones con huecos, que los estudiantes tenían que llenar con <y> o <ll>. Los resultados del test corroboraron, en primer lugar, la presumible existencia de una /ʎ/ subyacente en caso de generarse problemas de asignación del grafema, así por ejemplo, en el caso de yace, que cinco hablantes nativos y siete no nativos escribieron como llace. En segundo lugar, se hicieron palpables las interferencias sociolingüísticas y pragmáticas que desembocan en casos de hipercorrección y analogías léxico-semánticas.
En resumen y para poner punto final, el volumen dedicado al yeísmo aquí reseñado da amplia cuenta, acopiando mucho material empírico y una enorme cantidad de datos, de las manifestaciones de las palatales en el extenso y complejo mundo hispano. Su lectura enriquece definitivamente los conocimientos del yeísmo tanto desde el punto de vista dialectológico como sociolingístico, de modo que es lectura, de hecho imprescindible para cualquier dialectólogo o sociolingüista hispano; es además muy recomendable para quienes estamos avocados a la enseñaza universitaria y necesitamos poder contar para nuestra labor docente con buenos textos temáticos.
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Notas
1 Aunque en el volumen se utilizan, de acuerdo a las preferencias de los autores, difrentes sistemas de transcripción (RFE, AFI; Martínez Celdrán y Planas 2001, 2007), aquí se empleará únicamente el del AFI.
2 Para el caso de México, véase, por ejemplo, Moreno de Alba (1993: 117-168).
3 A este respecto vale recordar que Cerrón Palomino (1987: 163-165) ha dado amplia cuenta de la pérdida del fonema lateral en variedades del quechua norteño y en el amazonense.