Reseña
Reseña - Sección dirigida por Carlos SubiratsInfoling 5.46 (2025)
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Miroslava Cruz Aldrete (Universidad Autónoma del Estado de Morelos). Reseña de Janzen, Terry; Shaffer, Barbara. 2023. Signed Language and Gesture Research in Cognitive Linguistics. Berlin (Alemania): De Gruyter Mouton. Infoling 5.46 (2025) <http://infoling.org/informacion/Review558.html>
Es lugar común decir que el estudio de las lenguas de señas (LSs) ha contribuido en nuestro conocimiento sobre la naturaleza del lenguaje. Al respecto, la lectura de la obra Signed Language and Gesture Research in Cognitive Linguistics, editado por Terry Janzen y Barbara Shaffer, nos conduce por el intricado camino que nos acerca a la comprensión del lenguaje, las lenguas, y sus usuarios. Si bien, se trata de un libro a manera de homenaje a la señera figura de Wilcox, pionero en el estudio de las LSs desde el marco de la lingüística cognitiva, y cuya influencia en este ámbito disciplinar se puede apreciar en los varios artículos que componen esta obra.
Las colaboraciones que aquí se reúnen encauzan al lector a revisitar viejas y nuevas interrogantes, entre ellas, cuál es el origen del lenguaje, en qué radica su esencia, la arbitrariedad versus la iconicidad de las construcciones lingüísticas. En esa sintonía, avanzan en la problematización sobre el papel de la iconicidad como una propiedad del lenguaje para establecer una relación de similitud o analogía entre las formas lingüísticas y las entidades sobre las cuales el usuario de una lengua hace mención con un propósito comunicativo. Tanto en las lenguas orales (LO) como en las lenguas de señas (LS), la iconicidad refleja la experiencia y perspectiva que impone el hablante/señante en su interacción con el medio en el cual se desarrolla. Si bien, en las LS pareciera que hay una mayor transparencia entre la forma y el significado en comparación con las LO, puesto que en las señas se puede representar, por ejemplo, la forma de los objetos o las acciones que se ejercen sobre ellos, en esta obra se discute la relevancia de la iconicidad en ambos tipos de lengua. Las expresiones empleadas por los hablantes/señantes evidencian la relación entre la mente y la experiencia-sensoriomotora para generar formas con significados, en las cuales la iconicidad y la cognición corporeizada están íntimamente relacionadas y se revelan como parte de las entidades que conforman los aspectos cognitivos del lenguaje. Asimismo, los autores que participan en esta obra rescatan el papel preponderante del gesto en la explicación sobre el origen del lenguaje, en la multimodalidad del discurso (palabras, señas, y gestualidad), en la adquisición y desarrollo de la lengua materna, así como en la organización del sistema lingüístico audioral o visogestual. En suma, se exploran temas que han sido objeto de estudio de varios investigadores desde las últimas décadas del siglo XX, como se puede observar en las obras de Armstrong, Stokoe y Wilcox (1995), Armstrong (1999); Wilcox (2004a); Boyes-Braem, Goldin-Meadow y Brentari (2017), las cuales han sido fundamentales para apuntalar el estudio de las LS y de la gestualidad empleada por sordos y oyentes.
Preguntarse si los gestos son una expresión del lenguaje constituye la piedra de toque para acercarse desde la perspectiva de la lingüística cognitiva al estudio de la LS y de la LO y, con ello, reconocer el papel fundamental de la expresión gestual en la comunicación humana y en la cognición en general. Al respecto, Cornelia Müller, en el prefacio de Signed language and gesture research in cognitive linguistics, menciona que Sherman Wilcox vio, tempranamente, la pertinencia y la utilidad de un marco lingüístico cognitivo para el análisis y la comprensión de las LSs, puesto que abría el camino hacia una visión de lenguaje basada en las experiencias corporales que nos acompañan cuando “hacemos señas, hablamos y gesticulamos” (p. xv). Y, como se demuestra a lo largo de esta obra, hoy en día, es la investigación sobre las LSs la fuente que proporciona una nueva perspectiva sobre los fenómenos lingüísticos y gestuales que ocurren cuando las personas hablan. Los seres humanos sordos u oyentes gesticulamos cuando nos comunicamos con el otro.
Este volumen se compone de un prefacio, un texto introductorio, y quince capítulos distribuidos en seis apartados conforme la siguiente temática: I. Principios rectores para la investigación de las lenguas de señas y lenguas orales; II. La iconicidad en las lenguas orales y en las lenguas de señas; III. Multimodalidad; IV. Mezcla y metáfora; V. Construcciones gramaticales; y VI. Comentario final. Si bien, cada uno de los estudios que aquí se presentan merece una amplia discusión, para fines de esta reseña, solo mencionaré las ideas principales de cada una de las colaboraciones de los apartados que componen este volumen.
Con relación al texto introductorio escrito por los editores, Janzen y Shaffer, me parece oportuno destacar su contenido por varias razones, entre ellas, por la capacidad de síntesis al presentar en la primera parte un esbozo de los temas más relevantes en el análisis de las lenguas de señas y de los gestos, algunos de los cuales han sido objeto de estudio por parte de Wilcox, como podremos observarlo en los varios capítulos que componen esta obra. Y, a partir de ello, se puede explicar la columna vertebral de dicho volumen a la par de comentar de manera sucinta el contenido de cada uno de sus apartados.
A partir de lo anterior podemos identificar los hitos que se discutirán en torno al análisis de la noción de iconicidad en las lenguas orales y las lenguas de señas; la discusión del gesto como fuente en los procesos de lexicalización y en la gramaticalización; la presencia de elementos gestuales en la expresión del movimiento y la ubicación en la formación de predicados clasificadores o descriptivos; la multimodalidad de los discursos orales o en señas; así como la controvertida distinción entre gesto y LS1.
Asimismo, para quienes han tenido una aproximación al análisis de las LSs y de la gestualidad, reconocerán entre los autores aquí convocados algunas figuras sobresalientes en esos ámbitos de estudio. En ese sentido, es de celebrar el diálogo que se establece entre sus investigaciones y los numerosos e invaluables trabajos de Sherman Wilcox, lo cual nos deja ver un guiño hacia la influencia que ha tenido este lingüista y los alcances de la gramática cognitiva para explicar los fenómenos estudiados. Por último, no puede pasar desapercibido que se aborde el análisis de otras LSs, y no solo de la American Sign Language (ASL), en particular de aquellas empleadas en América Latina (la Lengua de Señas Argentina, y Língua Brasileira de Sinais o LIBRAS), pues en comparación con el estudio de la ASL el volumen de investigaciones suele ser asimétrico en cantidad y profundidad con respecto a las LSs empleadas en esta parte del mundo.
El primer apartado de este libro se compone de tres capítulos, en los cuales se refleja, en principio, una postura crítica sobre el origen de la lingüística de la lengua de señas, basada en modelos pensados en las lenguas orales ─y desde la perspectiva del investigador oyente, usuario de una lengua dominante─, para posteriormente dar paso a la discusión sobre la transición que, desde la perspectiva de la lingüística cognitiva, se ha dado en el estudio de estas lenguas, intentando no recurrir a analogías con respecto a las lenguas orales.
Así, en Through the signed language glass: Changing and converging views in spoken and signed language, las autoras Penny Boyes Braem y Virginia Volterra examinan la evolución que han tenido los estudios sobre las lenguas visogestuales. Discuten la influencia de los modelos utilizados para las lenguas orales en el análisis y comprensión de las LSs, y cómo en la actualidad el avance teórico del estudio de las leguas de modalidad visogestual ha repercutido en la discusión sobre las lenguas orales y el gesto. Enfocan su argumentación en tres áreas: el origen de la adquisición del lenguaje en la acción, la comunicación multimodal y la iconicidad.
Por otra parte, Elena Antinoro Pizzuto y Briggite García en el texto Coming to back to the issue of the graphic representation of signed language discourse in signed language linguistics, exponen las dificultades que persisten para la representación/transcripción del discurso en las lenguas de señas. La pregunta sobre cómo presentar los datos de una lengua que, en esencia, es tridimensional a un plano bidimensional es un tema recurrente en todo aquel que se interesa por el análisis de las LSs. Desde su óptica y su andar por la investigación de estas lenguas desde hace varias décadas, consideran que la solución no radica en el desarrollo de herramientas tecnológicas para tal fin. En ese sentido, al mostrar los avances que han obtenido para la transcripción del discurso señado a partir del uso del SignWriting (signoescritura), cuyo origen y uso comienza en la década de los 70 del siglo pasado, no puede menos que conducirnos a la pregunta de inicio: ¿cómo un sistema gráfico puede representar la iconicidad, la simultaneidad, y la multimodalidad de las LSs?
En el capítulo que cierra este primer apartado, titulado What is a language? A socio-semiotic approach to signed and spoken languages, su autora, Paola Pietrandrea, discute sobre qué es lenguaje a partir de la crítica a los planteamientos de Hockett, Martinet y Chomsky. Considera que la investigación sobre la naturaleza del lenguaje requiere de un estudio de las prácticas sociales en la creación de significados. Encausa su discusión sobre el papel del gesto en la comunicación (oral y de señas) en todas las circunstancias de interacción social y, en consecuencia, a la urgencia de revisar los procesos por los cuales las expresiones gestuales creadas espontáneamente en una interacción cara a cara pueden transformarse en formas codificadas.
La segunda sección de este volumen se enfoca en el estudio de la iconicidad en las lenguas audio-orales y viso-gestuales. Se compone de dos capítulos, el primero de ellos, Structure, iconicity, and access, realizado por Ronald W. Langacker. Cabe mencionar que aun cuando Langacker no se aboca en particular al análisis de las LSs o del gesto, su cuidadoso análisis sobre la iconicidad es relevante para la investigación de este ámbito de estudio. Inicia su exposición preguntando en qué medida la conexión entre la forma y el significado es más motivada que arbitraria. No elude la crítica hacia las tesis de Saussure sobre la arbitrariedad del signo, para situar su análisis desde la perspectiva de la gramática cognitiva, y así discutir el papel de la iconicidad en las estructuras lingüísticas (simples o complejas). En ese sentido, toma como punto de partida los hallazgos de Wilcox (2004b), quien encuentra, al estudiar las LSs, que la arbitrariedad y la iconicidad coexisten en la estructura lingüística como una manifestación de una base cognitiva profunda, para proponer que iconicidad y la estructura no pueden considerarse en realidad como entidades distintas, en el sentido de que ambas son manifestaciones de actividades superpuestas. Su estudio se centra en responder dos preguntas principales sobre la iconicidad: ¿qué es similar a qué? y ¿dónde termina la iconicidad y comienza la estructura lingüística? Para este autor, ambas preguntas dependen de las suposiciones que se tengan sobre el alcance y naturaleza de la estructura lingüística.
Es enfático al afirmar que la estructura y la iconicidad no son distintas, pues desde su óptica la iconicidad sugiere una semejanza entre dos entidades, de la misma manera que las estructuras lingüísticas mantienen una similitud entre sus propiedades formales (forma y significado) y la actividad de procesamiento que las establece (semejanza/motivación, superposición, categorización, vías de acceso); la construcción lingüística es el resultado de la conexión de varios conjuntos de elementos que se vinculan ya sea a través de la asociación, motivación o superposición, y conforman agrupamientos de elementos de distintos niveles de jerarquía, que, a su vez, pueden establecer otras conexiones. Sostiene que la iconicidad debiera entenderse como iconicidad forma-forma, y significado-significado y, por tanto, se aplica a todos los aspectos de la organización lingüística. Por último, sus reflexiones nos conducen a acercarnos a la revisión de la arbitrariedad y de la iconicidad desde la perspectiva de la iconicidad cognitiva2 enunciada por Wilcox en en su artículo Cognitive iconicity: conceptual spaces, meaning, and gesture in signed languages (2004b), en el cual estas propiedades no son mutuamente excluyentes, por el contrario, pueden estar presentes de manera simultánea.
Aunado a lo anterior, Corrine Occhino, en el capítulo When hands are things and movements are processes: Cognitive iconicity, embodied cognition, and signed language structure examina la noción de iconicidad cognitiva a partir de retomar las nociones identificadas como cosas y procesos (Langacker 1987, 1991) y los postulados de la fonología semántica (Stokoe 1991). De manera general, podemos decir que el estudio que aquí se presenta parte del supuesto de que las cosas, los procesos y las relaciones entre ellos, son conceptualizaciones que se construyen a partir de la abstracción de nuestra experiencia en el mundo que nos rodea. Se intenta explicar el movimiento, la acción y la interacción de entidades, en particular, las animadas, en el espacio, así como los estados, posiciones y relaciones que experimentan. Aunado a esto, con base en el planteamiento de la fonología semántica, considera que las unidades mínimas de la lengua de señas son a la vez fonemas y morfemas, de tal modo que los fonemas podrían conllevar cierta carga semántica, por ejemplo, una configuración manual específica como mano abierta (dedos y pulgar extendidos y alineados) puede hacer referencia a una entidad plana que, aunado a cierto movimiento, orientación, ubicación, puede ser interpretado como un espejo, o una pared, o las páginas de una revista. En ese sentido, Occhino conceptualiza las manos como cosas (el objeto constituido por la forma que adopta la mano con una orientación específica), que se mueven (el proceso [M/D])3 en una ubicación precisa en el espacio señante. Siguiendo la teoría de la iconicidad cognitiva de Wilcox, la autora llama la atención sobre el acceso que tienen los usuarios de las LS para optimizar el uso de partes significativas de la estructura de las señas para perfilar ciertos aspectos del significado que se desean expresar.
El tercer apartado dedicado al estudio de la multimodalidad, encontramos que uno de los temas centrales es la discusión sobre el uso del espacio ubicado frente a la persona que habla o expresa un discurso en señas. Al respecto, Eve Sweetser en el capítulo que encabeza este apartado, Gestural meaning is in the body(-space) as much as in the hands, llama nuestra atención sobre la construcción del significado a partir de la disposición del cuerpo del señante, y de la expresión gestual (facial), elementos que coexisten con las señas realizadas con los articuladores activos (manos).
A la par de lo anterior, Ruth-Hirrel en su estudio A Place for joint action in multimodal constructions, nos invita a observar ese espacio frente a los interlocutores (usuarios de una lengua oral), en el cual los participantes gesticulan con las manos. De acuerdo con esta autora, el discurso oral se acompaña de gestos que adquieren una ubicación dotada de significado, un proceso similar a lo que ocurre en las LSs.
Janzen, Shaffer y Lesson, autores del tercer capítulo What I know is here; what I don´t know is somewhere else: Deixis and gesture spaces in American Sign Language and Irish Sign Language, abordan el uso del espacio señante para discutir que la distancia conceptual es una metáfora de la distancia espacial. Por ejemplo, consideran que los señantes sitúan los elementos que tienden a ser más conocidos, experimentados o mejor comprendidos, en un lugar próximo en el espacio frente al cuerpo del señante, a diferencia de las entidades que conceptualmente consideran lejanas, que las sitúan distantes del cuerpo (de quien emite el mensaje). Llama la atención esta particularidad del discurso en cuanto a la jerarquía que se establece a partir de delimitar e identificar el espacio de lo conocido y, por ende, del espacio de lo desconocido. Al respecto, coincido con los autores, para quienes este fenómeno se convierte en sí mismo en una metáfora de la capacidad de comprender y dar sentido a lo que nos rodea.
Por último, el trabajo de Sanders y Parisot, titulado Insights on the use of narrative perspectives in signed and spoken discourse in Quebec Sign language, American Sign Language, American Sign Language, and Quebec French, nos permite aproximarnos a la complejidad del cambio de perspectiva que realiza el usuario de la LS o de la LO al relatar una historia, pues los narradores en el desarrollo del discurso intercambian la función de narrador con el papel del personaje que participa en el diálogo/acción construida de un evento comunicativo en particular, para ilustrar lo que éste dijo o lo que hizo, a partir del uso del gesto o del movimiento corporal.
La cuarta sección, nombrada Blending and metaphor, se encuentra integrada por dos artículos. De manera general, podemos decir que, en ambos, se discute la relación de semejanza entre la lengua y nuestra concepción de la realidad, que construimos conceptualmente, a partir de marcos semánticos y otros procesos cognitivos. Al respecto, Anna Lena Nilsson en Exploring Real Spaces blends as indicators of discourse complexity in Swedish Sign Language, ilustra la complejidad y dinamicidad del texto monológico expresado por el señante. Observa que este, al asumir el papel de narrador, ubica en el espacio real elementos de distinta naturaleza para señalarlos, manipularlos, o predicar algo sobre los mismos; no obstante, este puede transformase, si el señante cambia su perspectiva al encarnar a alguna otra entidad que fue enunciada y colocada en el mismo espacio señante, lo cual implica una constante mezcla de las nuevas entidades que ocupan el espacio señante y de los elementos que ya fueron introducidos.
Por otra parte, observamos en el capítulo Metaphors and blending in Italian Sign Language discourse: A window on the interaction of language and thought, escrito por Russo y Pietrandrea, el uso del marco teórico que les ofrece la teoría de las redes de integración conceptual (Blending Theory) para el estudio de las metáforas en las LS y en las LO. Los autores parten de definir la metáfora como el proceso semántico que permite hablar de un dominio determinado utilizando términos que normalmente se refieren a otro dominio. De acuerdo con ellos, las metáforas en las lenguas visogestuales se caracterizan frecuentemente por la presencia de formas polimorfémicas complejas, entre ellas los predicados clasificadores. Las formas que adoptan las manos representan las cosas y sus características, y los procesos son los movimientos que realizan las manos para indicar las trayectorias que realizan las cosas, incluyendo las particularidades del movimiento (líneas rectas, curvas, rapidez, lentitud, etc.). También se ha identificado que la colocación o mantenimiento de una de las manos en el espacio señante puede indicar una relación espacial o temporal. En este tipo de construcciones se observa que hay cierta semejanza entre algunas características de la construcción lingüística con algunas propiedades que se perciben de manera sensorial, o que implican una acción motriz (relacionadas a las entidades animadas o inanimadas de las cuales se predica) estas propiedades son identificadas como rasgos icónicos. Por ejemplo, una persona puede caminar en zigzag, o comer con glotonería, en tales casos, los señantes indicarán la trayectoria que sigue el caminante dibujándola en el espacio señante; e indicarán la glotonería con gestos faciales, con el uso de ambas manos para comer. A partir de este contexto, Russo y Pietrandrea describen los mecanismos que permiten a los usuarios de estas lenguas integrar rasgos altamente icónicos en la construcción de las metáforas. Añaden que, si bien los recursos espaciales, motores, y visuales (dispositivos icónicos) que se disponen en las lenguas de señas facilitan un uso diferente y potencialmente mayor de la iconicidad, también debe considerarse que su empleo responde a contextos sociales y culturales determinados. Concluyen que el análisis de las metáforas y de los dispositivos icónicos en la lengua de señas estudiada abona al estudio de las interacciones entre los procesos conceptuales, la experiencia corpórea y la comunicación, para comprender las diversas formas en las cuales los hablantes/señantes construyen una metáfora.
El quinto apartado engloba los estudios sobre la formación de construcciones gramaticales en lenguas de señas pertenecientes a familias distintas (lengua de señas danesa, lengua de señas americana, lengua de señas iraní, lengua de señas argentina y LIBRAS). En el primer estudio que se presenta, The mouth shrug and facial consent in Danish sign language, Elisabeth Engberg-Pedersen analiza dos expresiones faciales que se utilizan de manera recurrente en el discurso de la lengua de señas danesa. Una de ellas (mouth shrug) consiste en protruir los labios con un ligero descenso de las comisuras, cuyo origen al parecer proviene de un emblema utilizado de manera común por la comunidad danesa; la otra, identificada como gesto de consentimiento, se compone del labio levantado, que puede ir acompañado con un arrugamiento de la nariz, y su origen es desconocido. Ambas expresiones gestuales, de acuerdo con la autora, en general, no se coarticulan con las señas realizadas con los articuladores activos (manos) que expresan una proposición, sino que pueden realizarse de manera independiente. En particular, es de interés el estudio del primer gesto, mouth shrug4, ya que este puede adquirir varios significados, por ejemplo, su uso puede expresar una señal epistémica de duda, de incertidumbre, de rechazo ante alguna idea del interlocutor, o puede ser un recurso atenuativo. La autora llama la atención sobre el uso de este gesto en las personas oyentes, encuentra que, en este caso particular, los hablantes al igual que los señantes le atribuyen los mismos significados al ser empleado en su discurso. Por último, cabe destacar que los resultados de este trabajo nos conducen a fijar nuestra atención en los gestos que se comparten entre las comunidades oyente y sorda al estar en permanente contacto.
El segundo capítulo, titulado Usage-based grammar: Multiword expressions in American Sign Language, sus autores Wilkinson, Lepic y Hou, nos conducen a analizar cómo es que los usuarios de ASL, frecuentemente en su discurso, producen y reutilizan unidades, ya sea señas individuales o expresiones más grandes compuestas de varias palabras. Así, a partir de la noción de reciclaje, tomada del enfoque de la gramática basada en el uso, demuestran que las construcciones de ASL examinadas se reciclan como unidades estructuradas, que muestran diferentes niveles de fijación y complejidad, y en múltiples niveles de esquematización. De acuerdo con estos investigadores, los patrones lingüísticos se moldean y remodelan gracias a la experiencia continúa del uso de la LS, de manera que las construcciones que los señantes observan y usan con frecuencia, provee a éstos de un conocimiento dinámico sobre su lengua que, a su vez, le será de utilidad para emplear esas construcciones de nuevas maneras.
El tercer estudio de este apartado se trata de un trabajo de corte translingüístico sobre la estructura de la modalidad en LSs. Así, en Possibility modals in Brazilian Sign Language and Argentine Sign Language, los autores André Nogueira Xavier y Rocío Anabel Martínez, examinan las características de la expresión de modalidad en Lengua de Señas Argentina y en LIBRAS, toman como marco de referencia la propuesta de van der Auwera y Plungian, quienes restringen la expresión de la modalidad a la necesidad y la posibilidad; a la par ambas modalidades, las dividen en dos dominios epistémico y no epistémico. Entre sus hallazgos, encuentran que, en ambas lenguas, los elementos modales que expresan posibilidad son altamente polisémicos, lo cual consideran que es un subproducto de la gramaticalización, pues parecen evolucionar de signos léxicos con un significado más concreto y que llegan a gramaticalizarse, e incluso pueden experimentar en algunos casos un cambio fonológico. Asimismo, observan la tendencia de las formas modales negativas de no estar relacionadas históricamente con su contraparte afirmativa. Dado las escasas investigaciones que se tienen sobre la modalidad en estas LSs, sin duda, este trabajo es una valiosa contribución sobre la gramática de ambas lenguas.
Por último, Sara Siyavoshi presenta el capítulo The semantics of relative clause constructions in Iranian Sign Language. Esta investigadora examina la producción de cláusulas relativas en diferentes LSs y encuentra que las estrategias de relativización están altamente vinculadas con el uso de marcadores no manuales (MNMs). En su estudio sobre la Lengua de Señas Iraní (ZEI), observa que, al igual que en otras LSs, sobresale el uso del espacio señante y la coarticulación simultánea de las señas manuales y de los MNMs en la producción de este tipo de estructuras. Afirma que estas construcciones pueden caracterizarse como manifestaciones de una relación de punto de referencia. Focaliza su atención en el uso de tres marcadores prominentes, un marcador manual (señalar) y dos marcadores no manuales, cejas levantadas y ojos entrecerrados, en las construcciones de cláusulas relativas en ZEI. De acuerdo con Siyavoshi, el señalamiento es un marcador manual necesario para la producción de las oraciones de relativo de la ZEI, en particular, porque éste tiene una fuerza directriz para establecer un punto de referencia, un contacto “mental” con una entidad el sustantivo principal e indicar su definitividad. A partir de establecer este primer punto de referencia, se realiza un proceso cognitivo de exploración secuencial. La activación de este núcleo como punto de referencia en la cláusula relativa está marcada por las cejas levantadas, que se mantienen a lo largo de toda la cláusula relativa. Esto forma la primera frase de una construcción de cláusula relativa. En la segunda fase, un segundo acontecimiento (la cláusula principal) es accesible a través de la misma entidad. Las cejas que se levantan y vuelven a su posición neutra indican el límite entre las dos fases. De este modo, el destinatario interpreta la relación entre la cláusula de relativo y la cláusula principal. Por último, la autora discute el uso de los ojos entrecerrados como otro marcador no manual para la identificación del referente nominal. La coarticulación de las cejas levantadas y los ojos entrecerrados evocan información previamente enunciada, e indican que el sustantivo principal ya fue mencionado en el discurso.
El último apartado de este volumen es realizado por Adam Kendon. El comentario final que ofrece este autor es un texto que sobresale por su ingenio, generosidad y madurez intelectual. El lector encontrará en este capítulo, que cierra la obra que aquí se reseña, un recorrido crítico sobre el estudio del lenguaje a la luz de la concepción de la seña y el gesto, y, con ello, abre el debate sobre las ideas que han atravesado nuestro conocimiento sobre lo que es considerado como una lengua y lo que no es considerado como tal y, que además han constituido la base para el análisis y comprensión de los sistemas lingüísticos. A partir de todo ello, se da cabida a las aportaciones en el estudio del lenguaje desde la perspectiva de la lingüística cognitiva, como se ha podido observar a lo largo de esta obra: había la necesidad de un nuevo enfoque en el estudio de las lenguas signadas, puesto que históricamente, los lingüistas de las LSs se basaban en teorías enfocadas a la explicación de la estructura de las lenguas orales y, por ende, buscaban analogías en estos sistemas visogestuales. Si bien esta perspectiva abonó en el conocimiento de las LSs, hoy en día, la ruta en el estudio de este tipo de lenguas debe mirarse a la luz de otros enfoques teóricos, en los cuales se reconozcan sus propiedades independientemente de lo que sabemos sobre la organización de las lenguas orales. En ese sentido, se hace una invitación para comprender y reconocer que las lenguas de señas y las lenguas orales, son expresiones de la misma capacidad del ser humano para comunicarse y, por ende, no habría de extrañarnos que compartan las mismas habilidades conceptuales arraigadas en experiencias sensoriomotoras cuando se habla o se seña, a la par que se gesticula.
En ese orden de ideas, es interesante observar el auge en el estudio del gesto desde diferentes perspectivas, por ejemplo, en la enseñanza de segundas lenguas (Cestero, Forment, Gelabert & Martinell, 2020), o, en el campo de las ciencias cognitivas, para explicar entre muchas otras cosas la expresión motora (gestual y oral) para referirnos a conceptos concretos y abstractos (Cienki, 2022), en la adquisición de la lengua materna o patologías del lenguaje.
Dado el interés por el gesto como un objeto de análisis legítimo de la lingüística, la contribución de Kendon nos convoca a reflexionar sobre el quehacer de los investigadores al intentar describir y categorizar las unidades que conforman las lenguas (orales o de señas) y, en nuestro caso particular, sobre las LSs. Al respecto, la pregunta es la misma para ambas modalidades de las lenguas: ¿es posible diferenciar entre seña y gesto? (Stokoe, 1960)5.
Desde mi perspectiva, interesada en las LSs, esta pregunta nos conduce a nuevas reflexiones sobre la naturaleza del lenguaje. Sin duda, es necesario preguntarnos si esta categorización favorece el análisis de la gramática de las lenguas de señas o de las lenguas orales. Por el contrario, como ya mencionaba Stokoe en sus primeros trabajos sobre las LSs, intentar diferenciarlos solo opaca la comprensión de la estructura de las lenguas de modalidad visogestual. La relación entre el gesto y su coarticulación en el discurso oral y de señas es un tema de múltiples aristas como se puede observar a lo largo de la obra que aquí se reseña.
La lectura de esta obra le dejará a más de uno rondando aquella idea de Neisser (1967), según la cual toda lengua, ya sea oral o de señas es un gesto articulatorio, como ocurrió con Wilcox (1996a), y que hoy, a la distancia, nos permite celebrar su curiosidad intelectual e incansable labor académica con la publicación de Signed Language and Gesture Research in Cognitive Linguistics.
Referencias
Armstrong, David F., Wiliam C. Stokoe & Sherman E. Wilcox, 1995. Gesture and the Nature of language. New York: Cambridge University Press.
Armstrong, David F. 1999. Original Signs: Gesture, Sign, and the Sources of Language. Washington, D. C.: Gallaudet University Press.
Armstrong David F. y Sherman E. Wilcox, 2007. The Gestural Origin of Language. New York: Oxford University Press.
De Mauro, Tulio. 2000. Vocalità, gestualità, lingue segnata e non segnate. En Caterina Bagnara, Giampaolo Chiapinni, Maria Pia Conte & Michela Ott (eds.) Viaggia nella città invisible. Pisa: Edizioni del Cerro, págs. 17-25.
De Mauro Tulio. 2018. Leducazione linguistica democratica. Bari: Laterza.
Kendom, Adam. 2013. History of the study of gesture. En Allan, Keith, ed. The Oxford Handbook on the History of Lingustics. Oxford: Oxford University Press, págs. 71-89.
Kusters, Annelies; Sahasrabudhe, Sujit. 2018. Language ideologies on the difference between gesture and sign. Language & Communication 60, págs. 4463.
Johnston Trevor et Schembri Adam. 2010. Variation, lexicalization and grammaticalization in signed languages. Langage et société, 131:1, págs. 19-35.
Neisser Ulric, 1967. Cognitive Psychology. New York: Appleton-Century-Crofts.
Wilcox, Sherman, 1996. Not from joves brow. Language & Communication 16:2, págs. 179-1992.
Wilcox, Sherman, 2004a. Gesture and language. Cross-linguistic and historical data from signed languages. Gesture, 4:1, págs. 43-73.
Wilcox, Sherman. 2004b. Cognitive iconicity: conceptual spaces, meaning, and gesture in signed languages. Cognitive Linguistics, 15:2, págs. 119147.
Notas
1 Resulta oportuno mencionar que la síntesis informativa sobre el estado del arte del estudio de las LSs desde la perspectiva de la lingüística cognitiva que se ofrece en esta introducción, si bien está pensada para el público en general, se puede decir que son los lectores poco avezados sobre el estudio de las LSs y de este marco teórico, quienes resultan más favorecidos con su contenido. En ese sentido, cabe mencionar que, en el 2024, se publica el texto Signed Langugae and Cognitive Grammar (Wilcox, Martinez & Siyavoshi), que tiene como uno de sus objetivos familiarizar a los lectores sobre el análisis de la LS con la gramática cognitiva.
2 Wilcox (2004b) define a la iconicidad cognitiva como una relación de distancia entre los polos fonológico y semántico de las estructuras simbólicas. No se define como una relación entre la forma de un signo y aquello a lo que “se refiere” en el mundo “real”, sino como la relación entre dos espacios conceptuales. Por tanto, la iconicidad cognitiva la considera como un caso especial, en el cual los polos fonológico y semántico de una estructura simbólica residen en la misma región del espacio conceptual.
3 Las señas pueden articularse con o sin desplazamiento en el espacio señante. Si el articulador activo, al desplazarse, dibuja una trayectoria, se identifica como movimiento [M]; por el contrario, si la producción de la seña se ancla en un lugar específico, se identifica como detención [D].
4 Cuya forma nos recuerda al gesto identificado en algunas culturas como “hacer pucheros”.
5 Incluso, como exponen Kusters, AMJ & Sahasrabudhe, S. (2018) habría que indagar si para las personas nativas señantes el gesto y la seña (forma que adoptan las manos) es una entidad que no se disocia.